Nuestro tiempo libre [Reita] [Lemon]

Caminó por los pasillos de la residencia de la PSC estaba aburrido y cansado, pues el sádico de Kai los había echo ensayar hasta que casi se le habían caído los dedos. Recordaría no volver a beber estando el cerca. Suspiró y se estiró levemente, tratando de destensar sus músculos y así relajarse un poco, pero por alguna razón no lo lograba. Miró a su alrededor al salir del lugar y caminó sin un rumbo fijo, después de todo no tenía mucho que hacer. Kai se había apiadado de ellos luego de horas de ensayo. Tomó su cajetilla y su encendedor, llevándose a los labios el primer cigarrillo del día, fumar era otra cosa que no había podido hacer.

Sacudió un poco la cabeza al recordar que aun no terminaba con su parte de la melodía de la nueva canción y se sintió estresar de nuevo, ni siquiera su amado cigarrillo lo estaba ayudando ahora. Caminó un poco más hasta toparse con una puerta que hasta ese entonces no había visto y la curiosidad pudo más con él. Si pararse a pensar si ese era un lugar prohibido, giró la perilla, notando que en realidad aquel lugar era una piscina bajo techo. La temperatura del agua era perfecta y lo constató al meter una de sus manos a esta. Y fue entonces cuando una idea vino a su mente. Sonriendo tomó su teléfono móvil y envió un texto: "Te espero en la piscina"

Se sorprendió levemente al sentir que lo abrazaban, pero sonrió al reconocer ese aroma y su voz, riendo al sentir su beso y esa succión- Si, quería que vieras esto... Kai nos matará si me dejas una marca... -Murmuró, soltando un suave suspiro de satisfacción, cerrando sus ojos y dejándose hacer por el mayor por algunos momentos hasta que decidió separarse suavemente de él, sonriendo- Nademos ¿Si? -Le sonrió, caminando hasta una silla de playa que estaba ahí, para comenzar por sacarse la polera que llevaba, dejando al mayor admirar su torso pálido, plano y completamente desnudo para él.

Cierra la puerta, Ue-chan... No querrás que alguien entre y nos vea -Rió, dejando caer suavemente sus pantalones y seguidamente su ropa interior. Comenzó a caminar alejado del rubio, sonriendo al ver su mirada sobre su cuerpo para luego ir al borde de la piscina y sentarse ahí, esperando a que el mayor se desnudara también.

-Correspondió su beso y luego rió al escucharlo decir aquello- Me conoces perfectamente, amor... -Sonrió, respondiendo nuevamente al beso, abrazándolo por la cintura- Pero admite que es divertido, al parecer nadie viene a esta piscina, está algo escondida... Podemos jugar tanto como queramos -Sonrió antes de separarse de él y de un movimiento entrar en la piscina, sonriendo al sentir toda aquella agua a temperatura ambiente recorrer su cuerpo. Tomó aire y se hundió, nadando un poco bajo el agua antes de salir a la superficie, echando su cabeza hacia atrás-

¿Que pasa, iguanita? Ven, el agua está deliciosa -Rió, haciendo señas con sus manos para que se acercara y lo abrazara.

Rió suavemente al sentir cómo lo abrazaba y besaba su cuello, pasando sus brazos por debajo de los del mayor para poder abrazarlo de mejor manera y juntar más sus cuerpos. Correspondió su beso con ansias, pues no había podido darle ni un pequeño beso en todo el día gracias a los ensayos y demás actividades de aquel lugar. Sonrió al sentirlo que su rubio hacía con su labio, al parecer Reita amaba hacer eso, y para que mentir, a él le encantaba- Que tipo de travesuras se te ocurren, cariño... -Gimió al sentir cómo estrujaba su trasero y con gusto dejó que subiera esa pierna, aferrándose bien al cuerpo del mayor con ella, juntando deliciosamente sus entrepiernas.

Creo que Iguana Jr. comienza a despertar -Sonrió con malicia al sentir el miembro del mayor erectarse de a poco y frotarse contra el suyo que estaba en las mismas condiciones, incluso tal vez más despierto. No era ningún secreto para los dos que Reita tenía la habilidad de poner rápidamente al más alto, con una simple caricia y en muchos casos tan solo le bastaba una mirada de aquel chico al que se aferraba cómo si su vida dependiera de ello. Y no era que le aterrara estar en el agua, de hecho era una de las cosas que más disfrutaba. Tan solo no quería soltarlo nunca.

Dando un pequeño impulso logró subir su otra pierna, cambiando la posición de sus brazos para esta vez abrazarlo por el cuello, acariciando con suavidad su nuca- Me gusta más cómo te ves sin la bandita... Me recuerda al Aki-chan de nuestra infancia -Sonrió tiernamente al recordar sus juegos y peleas infantiles. El fútbol, los videojuegos... Las pijamadas. La primera vez que se entregaron el uno al otro y sin poder evitarlo se sonrojó, escondiendo el rostro en el cuello de su novio para que no pudiera verlo.